Soy un fan incondicional de los perros y desde que tengo a Foncho y a Luna llegaron a mi vida he aprendido mucho de ellos, y una de sus enseñanzas más fantásrticas es la ser ser auténticos, pero de verdad. Un perro aprende a convivir con su manada, aprende cual es su rol que corresponde dentro del grupo, en los humanos tenemos reglas y si se las enseñamos ellos las aprenden, y son muy fieles a ellas. Sus expresiones de emoción son de verdad, y son fieles a su grupo, es decir a la familia en nuestros términos, confían en nosotros y nosotros en ellos, son un excelente ejemplo de ser auténticos.
Las personas por supuesto somos mucho más complejas y además con muchas tonterías lo cual nos damos cuenta a la legua de que muchas personas no son auténticas, y el error que más te encuentras es que tienen mucha soberbia, altivez y aparentan algo que no son. Si al menos eres un gran actor podrías hacerlo, pero al final se terminará notando por alguna parte.